AGUA CORRIENTE

Cuando llegas a las ocho de la mañana de un lunes a tu puesto de trabajo y alguien te dice que no hay agua corriente, apenas le das importancia. A ti qué carajo te importa el dichoso agua corriente…tú sólo piensas en lo duro que ha sido dejar la camita, en las ganas que tienes de volverla a pillar por banda, en lo que te duelen los pies por haber decidido estrenar hoy esas botas (de punta redonda…siempre), en las horas exactas que quedan para el viernes y en lo lejos que quedan las dichosas vacaciones de verano. Lo del agua corriente, te resbala bastante.

A eso de las diez de la mañana, después de haberte bebido unos tres vasos de agua fresquita de la máquina, las fuerzas de la anatomía humana llaman a tu puerta. Y tú llamas a la puerta del servicio. No hay nadie. Perfecto. Entras…Y en ese preciso instante, empiezas a darle al agua corriente la importancia que merece.

No puedes lavarte las manos sin agua corriente, luego deduces, con una lógica aplastante, que tampoco podrás tirar de la cadena. Jo.

Decides esperar los treinta minutillos que te separan de la hora del desayuno para llamar a la puerta del servicio de algún bar.

Cuando vuelves a tu oficina después del desayuno, te sientes genial. Te has encontrado con un bache y has sabido saltarlo con un estilo impresionante. Bien.

Una hora después te das cuenta de que no tienes ni p*ta idea de saltar baches. Y de que tomarte ese café con leche en el bar ha sido un tropezón de los de campeonato.

Decides esperar otra vez. Alguien se verá en tu misma situación y tendrá que salir a buscar un bar. Y tú te apuntarás a la expedición. Así, cierta jefecilla con problemas de estrabismo no te mirará raro sólo a ti.

Pasa el tiempo y nadie mueve el culo de la silla…¡Menudo aguante, oiga! ¿Es que esta gente quiere entrar en el Guiness de los Records de tiempo sin hace pipi o qué??

Empiezas a tener alucinaciones y la pantalla del ordenador va tomando forma de váter poco a poco. Mal.

¡Que le den al estrabismo de cierta jefecilla!¡Y que le den al joío libro Guiness de los Records! Te levantas muy dignamente, te pones el abrigo y escuchas una vocecilla que en un susurro te pregunta:

- ¿Dónde vas?

Te dan ganas de gritar: ¡A meaaaaar!

Pero no, respondes muy educadamente:

- A buscar un bar para ir al servicio.

Tú también has respondido casi en un susurro y dirigiéndote sólo a la persona que te ha preguntado, pero en cuestión de segundos tienes a tu vera a un auténtico batallón de gente con el baile de san vito... ¬¬

Y ale…os vais de excursión en amor y compañía. El tipo de la barra del bar os mira mal. Muy mal. Pero no os importa. Hacéis una ocupación de su servicio por la ley del más fuerte. Y punto en boca, hombreya!!

A lo largo del día las excursiones al bar son continuas. Como somos muy buena gente, decidimos ir cambiando de bar para no causar molestias (bueno, por eso y porque teníamos miedo de que el tipo de la barra se fuera al Corte Inglés a comprarse un rifle).

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Después de sobrevivir a una jornada laboral entera de nueve horitas completas, con sus sesenta minutos cada una, sin agua corriente, creo que estoy perfectamente preparada para superar cualquier cambio que traiga el 2012. He dicho.