EL LADRÓN DEL SECADOR

martes, 23 de noviembre de 2010

Mis cuñados estaban pasando unos días en casa con nosotros (no viven en la mima ciudad). Luego éramos cuatro (Bueno, eso sin contar con los gatos y la perra…pero no creo que ellos tuvieran nada que ver en esta historia…más que nada, porque todavía no he tenido tiempo de enseñarlos a escribir y tal).


Esa mañana yo tenía que madrugar para irme a hacer unas cosillas. Así que, mientras el resto de los ocupantes de la casa dormían (esta vez si…incluidos mis pequeñajos) tuve que llevar a cabo una de las acciones para las que más fuerza de voluntad me veo obligada a reunir…tirarme de la cama y meterme en la ducha (no lo recuerdo, pero seguramente iría con los ojos aún cerrados) a una hora intempestiva…tanto, que ni si quiera el sol se había dignado aún a salir.


Gracias a ese maravilloso bien que llamamos agua, me desperté del todo y pude vestirme sin confundir las prendas de ropa o algo por el estilo. Y entonces llegó el momento de pánico. Saco el secador de su cajón y…¿dónde carajo está el ladrón??


Aclaro en este punto (que visto lo que leeréis a continuación creo que es preciso aclararlo) que los enchufes de mi casa son de agujeros pequeños, y el secador lleva clavijas gordas…y en consecuencia para poder enchufarlo es imprescindible un ladrón de entradas gordas y clavijas pequeñas.


Dicho esto, sigo con la historia…


Me volví loca buscándolo…no sólo por el baño, si no por toda la casa… pero no hubo suerte. Ninguna suerte. El ladrón no aparecía por ningún sitio. Recordaba claramente que el día anterior lo había dejado enchufado al secador (como sieeeempre) y estuve a punto de despertar a todo el mundo para que me ayudara a buscarlo (si, esta vez también incluidos mis pequeñajos, que, sobre todo la perra, busca como nadie). Pero una infinita bondad me invadió y decidí no hacerlo. Decidí darme algo de gomina en el pelo y largarme con el mojado. Eso si, no sin antes dejarme una nota a mi misma acordarme de buscar el dichoso ladrón a mi vuelta. Así que, fui a la pizarra magnética que tenemos en la cocina y escribí: ¿El ladrón del secador???


Cuando terminé con mis papeleos, a eso de las 12 de la mañana, aún me acordaba…más que nada porque el frío que había pasado al salir con el pelo mojado se había grabado en mi memoria…¡que congelación de ideas, por Dior!


Así que, en cuanto llegué a casa, fui directamente a la cocina para borrar mi autorecordatorio, antes de poner a buscar de nuevo. Y cual no sería mi sorpresa, al encontrarme que esa frases para mi misma había recibido no una, ni dos…si no nada menos que tres respuestas:


- A mi no me mires, que yo no he sido.


- Yo tampoco he sido!!


- Yo creo que no has mirado bien. Nadie te ha robado el secador. Lo acabo de ver en el cajón del baño.


¬¬



Nota: No…no encontré el ladrón. Tuve que comprar otro…

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