Y SE QUEDÓ TAN AGUSTO

Antes de irme de vacaciones, una mañana tan aburrida como otra cualquiera, estaba yo en la oficina limándome las u….digoooooooo trabajando, cuando un compañero anunció a todos los allí presentes su intención de bajarse a la calle a fumarse un cigarro ipso-facto.

En cuanto terminó de hablar desvié de nuevo la vista hacia el ordenador y dejé de prestarle atención.

Desde mi sitio, se ve la puerta de entrada a la ofi…y, aunque yo no estaba mi mirando, mis ojos captaron en la periferia de su centro de atención a mi compañero a punto de salir. Abrió la puerta decidido, pero…no salió. Se quedó ahí parado como si le hubiera dado un aire o yo que sé. Y entonces, con un movimiento muy rápido cerró la puerta otra vez y se giró hacia nosotros. Estaba pálido.

“Bueh, ya está…tenemos fantasmas en el edificio ¿serán cachoncillos o más bien supermalvados???”

Y mientras yo divagaba, mi compañero se empezó a reir.

“¿Einnn??? ¿Qué tienen de gracioso los fantasmas???”

Y cuando pudo volver a ser persona y controlar la risa tonta esa que le dio, nos explicó que no era un fantasma lo que había visto.

“Jo”

Nos informó, con mucho cuidado de buscar las palabras adecuadas para tal menester y no ofender a nadie, de que en el rellano de la escalera había una mujer haciendo…digamos que dejándonos un pequeño recuerdo de materia orgánica (amos, que estaba haciendo de vientre, la mujer).

O_o

Mientras los demás nos quedamos en una especie de shock, dudando entre si creernos semejante barbaridad o no, otra compañera, muy morbosa ella, saltó de la silla y corrió hacia la puerta para comprobarlo. La abrió de golpe y allí no había ninguna señora……

Pero si que estaba el regalito!!

Puaaaaaaaaaagh!!

Y tuvo la puerta abierta sólo unos segundos…creo que no llegaron ni a diez, pero menuda peeeeeeeeeeeste que se coló en la ofi. En breve todas las ventanas estuvieron abiertas de par en par y los jerseys empezaron a tapar bocas y narices.

Pronto nos atacó a todos la dichosa risilla tonta…(y alguno que otro también padeció arcadas y tal…puaaaggg, cada vez que me acuerdoooo!).

Cuando nos recuperamos un poco y otro compi comprobó por la mirilla que “aquello” seguía allí, le pedimos a la de recepción que llamara al portero para que subiera a limpiarlo…

- Pero ¿Qué le digo???

- Ehmmm…Tu dí que el descansillo está sucio y que suba. No des más explicaciones.

¡Explicaciones pa qué! Si el portero ya lo explicó bien cuando llegó y se encontró con la tostá (y nunca mejor dicho, juas!). Menudos juramentos que hacía el hombre…Pobriño, fu!

A lo largo de aquel día (y los posteriores también) estuvimos intentando averiguar por qué alguien hace algo así. Porque, vamos a ver…¿esa mujer, iba por la calle tan normal, le entró un arrechuchó y decidió que lo mejor era meterse en el primer portal que viera, esconderse un poco y desahogarse?? O, como sostiene uno de mis compañeros…¿lo hizo como venganza hacia alguien que conoce en el edificio???

Sea como sea…yo hubiera preferido que fueran fantasmas…