Y ENCIMA SIN BATAS BLANCAS!

El viernes, tenía la ineludible obligación (vale, es mentira, era totalmente eludible y además de obligatorio nada de nada…pero es que así, quedaba mejor la primera frase del post…) de ir a uno de esos fabulosos actos de graduación. Uauuuh! Que subidón….

Entre amigos, familiares (y el mío, propio, claro…) no es el primer acto de estos que la nena se traga…Pero si era el primero de medicina. Si fuera soltera hubiera pensado algo como: “Jur, jur…médicos recién saliditos del horno…:P” Pero ni se me pasó tal grosería por la cabeza…ey! Que mi queridísimo novio iba conmigo (y él vale más que todos los médicos del mundo juntos), porque la futura médica, era su hermana…oseasé, mi cuñadísima…

Lo que si que se me pasó por la cabeza, alrededor de unas 500 veces (posiblemente fueron más, pero llegó un momento en que perdí la cuenta…) fueron frases parecidas a: “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” Y es que, vale, mi cuñadísima iba divina de la muerte, guapísima, y me hacía mucha ilusión verla salir a que le pusieran la beca y todo eso, pero…¿Tres horazas para poner las becas??? Coñeee, que mira que la carrera de Medicina es larga, pero con semejante acto de graduación, un poquillo más y se les alarga otro añito sin darse cuenta!

Os pongo en situación: Yo de pié con mis super tacones más bonitos que na…mi novio por ahí dando vueltas grabando y echando mil fotos por segundo y todos los médicos del colegio ese que tienen ellos desfilando ante mis ojos (y, por desgracia, ante mis oídos), dando la enhorabuena a los que se graduaban y contando mil batallitas suyas de hospitales y chistes que, a ver, seguro que graciosos eran un rato, pero si no tienes ni idea de medicina, difícil de pillarlos eran otro rato….

Y encima, menuda decepción que me llevé cuando vi que por allí no había ni una sola bata blanca! Si, iban todos monisísimos, ellos de traje con corbata y ellas de princesitas con tacones, pero…así no parecían médicos! Joooooo…a mi me hacía ilu lo de las batas blancas, snif, snif...(Ya sabéis, el tema de los estereotipos y tal :P )

En fin, el caso es que aguanté estoicamente todas y cada una de las chapas medicinales que nos pegaron a los allí reunidos, y después aguanté más estoicamente si cabe las mil y una fotos de los mil y un alumnos de la promoción….más guapos que na, salían todos, pero yo…sintiéndolo mucho, desconecté totalmente cuando iban por la foto número ¿un millón doscientas cincuenta mil????….¡Para que luego digan que faltan médicos, oiga! Si en esa sala había médicos nuevecitos a estrenar para todos los gustos, colores y sabores!

Y yo pensaba “¿Y si ahora le da un changuillo a alguien (por eso de estar horas y horas de pie sin un vasito de agua ni nada a mano…) quiénes serían los primeros en auxiliarle? ¿Los médicos recién graduados con ganas de comerse el mundo por los pies? ¿o los veteranos con ganas de demostrar lo efectivos que son en su profesión? Tal era la duda que estuve a punto de fingir un desmayo o algo…(Valeeeee, me habéis pilllado! La duda no era para tanto, ni mucho menos…pero la opción de fingimiento de desmayo era la que parecía más viable para descansar un poquillo…que ya no podía más! Snif,snif)

Cuando, por fin, empezaron a poner las becas y dando gracias a Dios a que el apellido de mi cuñadísima empiece por una de las primeras letras del alfabeto, en cuantito que vi cómo se la ponían, decidí que ya era suficiente. Lo confieso. Me escapé. Salí como pude de la sala (como pude= casi a gatas) y huí rauda en busca de una cafetería o similar. Y mientras deambulaba por los pasillos llegó la llamada salvadora de mi nene…él había huido también, ya había encontrado la cafetería, y me esperaba en la terracita cerveza en mano…Si es que, somos tal para cual! Y así, al solito y tomando unas cañitas, esperamos más a gusto que na a que los “doscientos mil” médicos que se graduaban recibieran sus preciadas becas.

P.D.- No sabes lo que me acordé de tí, Doc! jeje!