EL BUEN HOMBRE, SU FAMILIA Y SU TODOTERRENO

Cuarenta graditos a la sombra, veinte minutos de paseo en el cuerpo, una mochila bien cargadita a la espalda, una bolsa a rebosar en una mano y el bolso en la otra…A dos minutos de mi esperado destino, a pleno sol me para un buen hombre…

- Perdona ¿eres de aquí?


Pregunta simple…pero se me antojó dificilísima. El sol hacía estragos en mi cabecita…Me tomo unos segundos para asimilar la pregunta y por fin mi mente se asienta: “Que si Marthita…que si eres de aquí… ¡de toda la vida, coño!”. Así que le digo al buen hombre que si, que si soy de aquí.

- ¡Menos mal! Ya creía que en esta ciudad no había nadie de aquí…


Mmmm…¿Me lo repites? ¿Cómo no va a haber nadie de aquí si estamos aquí? Si “aquí” existe, se supone que tiene que haber alguien de “aquí”…si no, “aquí” no sería una ciudad…¿Noooo? Ainssss…que mi cabeza se ha asentado ¡pero no me sueltes frases de ese grado de dificultad hombre de Dios!

El buen hombre se queda callado…deduzco que espera una respuesta a esa especie de paradoja que me ha soltado…Sonrío

- Pues si…si hay alguien de aquí…

Cero en originalidad…pero ¡que queréis! Me pilló en un momento de dispersión mental total…

- Y ¿me puedes decir dónde está la calle santa? – Me señala un todoterreno parado en doble fila…varias caras en su interior me miran fijamente- Llevamos una hora dando vueltas y no la encontramos…

¿La calle santa??? Eso me suena que tiene que estar, por lo menos, en Roma ¿no? Por ahí, cerquita del Vaticano…Que yo sepa por aquí no tenemos ninguna calle beatificada ni nada por el estilo…

- Pues lo siento…pero no me suena…
- ¿No? ¿Seguro? Piensa un poco, anda…

Lo dice en un tono de ordeno y mando que deja a cuadros…¿Que piense? ¿Me estás pidiendo que piense mientras el sol derrite todas mis neuronas por segundos??? Vuelvo a mirar a los que supongo que son la familia del buen hombre…me dan algo de penilla verlos hacinados en el coche, mirándome como si el hecho de que yo pensara fuera su única esperanza para poder salir algún día de ese todoterreno…

- A ver…- me quito las gafas de sol y miro al buen hombre a los ojos- ¿a dónde van exactamente?

Se le ilumina el rostro, pero se queda callado mirándome a los ojos…¿qué pasa? ¿Qué ha visto un mapa en mis ojos al quitarme las gafas??? Tras unos eternos segundos en los que descubrí lo que siente un pollo en el horno mientras alguien desde el otro lado del cristal observa como se asa, dice muy serio:

- Al Hotel Florida.

Alaaaa…pues si la calle debe estar en Roma, el hotel este me suena a que está en un lejano lugar conocido como U.S.A…

- ¿Seguro que hay un hotel aquí que se llama así?

Me siento extranjera en mi propia tierra mientras hago esta pregunta…pero, ey! Que no me suena de nada…y mira que esto es pequeño!

- Bueno…creo que no es un hotel…será un hostal, o una pensión, o algo de eso…¿no?

¿Me lo preguntas a mí? Pues como no sepas tú dónde has reservado habitación, vamos buenos, buen hombre…Al final decido que no puedo ayudarles, porque por mucho que piense, si no sé dónde está…no lo sé, y no hay más vueltas que dale al tema…Se lo digo, me disculpo, me despido, me pongo otra vez las gafas de sol y sigo andando calle abajo. Me mira raro, pero no le doy importancia…pobre hombre…estará pensando que ahora le toca volver a dar vueltas por la ciudad buscando a otro “alguien” de “aquí”…

Unos metros más allá me doy cuenta de que algo me sigue. No miro atrás. Segundos después, el todoterreno se pone a mi altura. Miro de reojo…todos, menos el buen hombre que está conduciendo, me miran, pero no me dicen nada…sigo andando y el todoterreno sigue mis pasos a una velocidad mínima…¡coñoooo! Esto empieza a darme mieditoooo.

Acelero el paso y con el todoterreno haciendo las veces de perrito faldero, llego hasta la plaza dónde había quedado con mi niño. Él ya está allí. Le beso, le abrazo y me doy cuenta de que el todoterreno, lejos de desistir en su afán persecutorio, reduce aún más la velocidad hasta quedarse totalmente parado frente a nosotros. Saco las llaves de casa. Cruzamos la plaza en dirección al todoterreno. Pasamos delante de él, a escasos centímetros del parachoques. Clavo la mirada en el suelo. No me atrevo a mirar a sus ocupantes…

Una vez en casa me sentí a salvo…a salvo de aún no sé qué, pero es que todo me había parecido de un surrealista total…me recordaba demasiado a los guiones de las películas de Wes Craven (El director Scream y películas de ese estilo…).

Me quedé con dos dudas: 1) A qué había venido aquella persecución y 2) ¿Existen la calle santa y el hotel/hostal/pensión Florida??? Para la primera no creo que encuentre respuesta (a no ser que aquel buen hombre y/o su familia estén leyendo esto y me la den…aunque casi mejor que no. No quiero saberlo…). Para la segunda duda, hice uso de las páginas amarillas, ese gran invento. El Hotel (si, al final resulta que es un hotel) Florida existe…pero no está aquí. Está, nada más y nada menos que a 54 kilómetros. Eso si, no está en la calle santa…dicha calle no aparece por ningún sitio…¡Si ya decía yo que, de existir, no debía quedar muy lejos de Roma!