PREGUNTAS CALLEJERAS

Hace unos meses…allá por principios de año, se me ocurrió la genial, estupenda, magnífica y maravillosa idea de apuntar las preguntas estúpid….eeeeh, quiero decir ¿sorprendentes??, que la gente se dedica a hacer por la calle a otra gente que no conoce de nada. Bueno, en este caso, es una recopilación de las preguntas y estúpid….digooooo, de este tipo, que me dirigen a mí y solo a mí…porque son los únicos que puedo verificar como testigo ocular y presencial de los hechos.

Vamos a ver, que no digo yo que esté mal preguntar por la calle…nada más lejos de mi intención, oigan! Lo que si me gustaría es que se pusieran una especie de normas básicas no escritas para hacerlo y la primera de ellas debería ser algo así como: “No preguntarás a menos que sepas qué es lo que quieres saber” o, tal vez “No malgastarás saliva en observaciones que sólo existen en tu cabeza”. No sé, cosas por el estilo…

A lo que iba…el caso es que hace seis meses ya que me propuse esta ardua tarea de recogida de información. Y en estos seis meses he conseguido 4 joyitas que me gustaría compartir con vosotros (Tengo algunas más, pero reflejan despistes más...¿Cómo lo diría yo? Normales…y no tienen tanta gracia, la verdad :P )

Juzgad vosotros mismos:

(Ellos: En rojo
Yo: En verde)

Caso primero:

Situación: Yo parada en la calle, justo en el sitio en el que he quedado para que otro alguien me traiga unos papeles. Una señora, de unos 60 años, se dirige a mi:

-Oye ¿El sitio donde te arreglan los papeles?
- ¿Qué papeles?
- ¡Qué papeles! ¡Qué papeles! ¡Pues los de mi marido! No van a ser míos los papeles…
- ¿???? (vale, respira hondo, paciencia, ohm,ohm,ohm…)¿Pero de qué son los papeles?
- ¡Y a ti qué te importa de qué son los papeles de mi marido!

Y se fue toda digna ella…ainsss…¡Si yo lo único que intentaba era adivinar a dónde tenía que mandar a la buena mujer esta!

Caso segundo:

Situación: Paseando con my boy por un puerto del que sólo diré que está en el Mediterráneo. Se nos acerca un hombre, de unos 40…no más de 50. Da un codazo a mi chico y suelta la perla:

- ¿Os imagináis que ahora viene un niño y se come todos los barcos?

(Por supuesto no hubo respuesta alguna por nuestra parte…nuestros ojos se abrieron como platos y miramos incrédulos al señor…)

- ¡Vaya tonterías que se me ocurren por las tardes!

Bueno….por lo menos el hombre lo reconoció…

Caso tercero:

Situación: De camino a casa. Una chica que no tendría los 30. Pintas raritas, la verdad. Al cruzarse conmigo me pregunta:

- ¿Tienes fuego?
- Si… - echo la mano al bolso para sacar el mechero mientras la respondo.
- Yo también…dame un cigarro, anda.

A ver, yo no digo que la estrategia de la chiquilla sea mala, porque el cigarro te cae seguro! dejas a la gente KO por unos segundos…los suficientes para que te den el cigarro sin pensarlo…Pero para llevarla a cabo, morro, hay que echarle un rato, eh!

Caso cuarto:

Situación: En el rellano del edificio de my work con dos compis de trabajo (de cháchara y tal, jeje). Una señora de edad similar a la del “Caso primero”. Entra en el edificio mirando para todos lados…se acerca a nosotras:

- No veo ningún cartel ¿vosotras sabéis a qué hora abre el museo?
- ¿Qué museo?
- Este – mira a su alrededor…
- Eeeeehhh…esto no es un museo.
- ¿No??? Ya decía yo que esto era muy bonito para ser un museo…

En la oficina estamos pensando en usar nuestra hora del desayuno para investigar y adivinar quién fue el arquitecto del edificio, para hacerle llegar tan grato comentario…seguro que le hace ilusión al hombre. Y mientras, vamos a ver si además proponemos al jefe de jefes que ponga un cartel más grande en la puerta…el que hay, no se debe de ver bien….