EL VETERINARIO GATES

jueves, 16 de marzo de 2006

¿Hasta que límites insospechados podemos llegar a querer a un ordenador? Mejor dicho...¿a nuestro ordenador?...

Hace más o menos una semana, una mañana más o menos como la de hoy, me levanto de un salto de la cama. Tengo mil cosas que hacer: mirar el correo, terminar de pasar unos apuntes, actualizar el blog, buscar unas cosillas en google, trapichear unas cancioncillas, pasar unas fotos del móvil...pero ¡Oh terror! Mi pequeño Pentium 4 no responde... ¿Estás dormido aún pequeñín? ¡Ya es hora de despertar! Nada... ¿Te pasa algo? ¿Te sientes mal? No sabe, no contesta...

Tres intentos después cunde el pánico. Ni un sólo ruidito que me de la esperanza de que aún sigue vivo... Miro todos los cables, están en su sitio bien apretaditos...pero ¡por Dios! ¿Qué te pasa? Si ayer estabas bien...estabas perfecto. Mmmm, vale...tranquilicémonos ¿Y si llamo al SAMUR??? Mamaaaaa...¿Qué le pasa?

Decido darle tiempo...¿en media horilla despertará? No...ni en media horilla, ni en dos medias horillas, ni en nada. Y yo me quedo como una imbécil, sentada en la cama y mirándole fijamente. Sólo me queda una opción...que no es nada mala. Esperar a que vuelva el super informático que duerme en la habitación de al lado. No ha estudiado nada de informática en su vida, pero hasta el mismo Bill Gates temblaría si viera a mi hermanito desenvolverse en este mundillo. Ja! seguro que él devuelve a la vida a mi pequeño.

¿Por qué tarda tanto? Vale, no tardó nada, llegó incluso antes que otros días, pero ¡jo! mi desesperación iba en aumento por minutos y el tiempo se me hacía eterno ¡Sentía como si mi mascota de toda la vida estuviera enfermita y el veterinario pasara de mi y de ella!

Cuando el veterinario Gates llega y le doy la triste noticia, no pierde el tiempo. Abre el ordenador y con una delicadeza propia del mejor cirujano, empieza a toquetear aquí y allá. Yo me pierdo entre tanto chip, microchip e hipermegasupermicrochip. En menos de 30 segundos me dice muy serio: "Es la fuente". Ey! No me digas que ahí dentro hay un jardincito con fuente y todo...

Y a partir de ahí él se ha hecho cargo de todo, mientras yo le hacía preguntillas que seguramente le resultaban estúpidas, pero que me respondía con una paciencia infinita. Esa misma tarde, llamó al segundo veterinario de abordo (un amigo suyo que es otro super informático sin estudios relativos a la materia...) y juntos se fueron a la shop. Allí, pusieron verde al dependiente por no tener ni idea y decirles que si ellos decían que era la fuente del jardincito, que sería eso, pero que no tenían ninguna y había que pedirla...¡Y casi una semana he estado esperando! Ayer por fin el ayuntamiento debió dar el permiso de obra para cambiar la fuente y llegó. Así que el veterinario jefe, de nuevo con suma delicadeza, la cambio por la defectuosa (que se debía haber cansado de escupir agua, oye...) y ¡voilá! Mi pequeño ya está como nuevo...¡ainsss! Que mal lo he pasado esta semanita ¡Cómo te he echado de menos!


1 sueños:

Martha dijo...

Jaja...tu y las contraseñas peque!

Yo también te echo de menos nenita! A ver si te quedas por aquí algún finde y salimos de fiesss! qué dices? jo! tengo unas ganas de que nos tomemos una copillas y nos demos unos bailes como los de antes...jeje!

Bueno chiky, de todas formas, esta semana nos vemos ;)

Ah! Y lo del post dedicado a ti, está hecho! Lo prometido es deuda, y ya sabes que yo siempre cumplo esta máxima...

Muchos besitos guapa!

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